El vino de Jerez es único en el mundo por diferentes motivos. El más importante sin duda es su peculiar sistema de envejecimiento. Mientras en zonas de vinos tintos como la Rioja, Ribera del Duero y otros lugares bien conocidos en España tienen una forma de fabricar el vino, en Jerez es completamente diferente y muy interesante.
La visita a una bodega en Jerez de la Frontera (de la que os hablábamos en entradas anteriores sobre su reconocida Feria del Caballo y la Fiesta de la Vendimia) resulta muy interesante para conocer los detalles de la fabricación de estos vinos tan apreciados y reconocidos mundialmente. Si un guía local os lo explica, guardaréis un recuerdo maravilloso y aprenderéis mucho más. Nosotros desde este rinconcito os intentaremos explicar, en sencillas palabras, cómo se hace este vino. En realidad debemos hablar de vinos de Jerez, porque hay algunas variedades diferentes cuando hablamos de este tipo de vino tan peculiar.
PROCESO DE ELABORACIÓN
Inicialmente se parte de un vino blanco corriente elaborado con la neutra variedad de uva palomino, que presenta una graduación alcohólica próxima a los 12º. Este vino, tras su fermentación comienza a desarrollar de manera natural una película protectora en su superficie que se conoce con el nombre de velo de flor.
Este velo, compuesto por distintas levaduras naturales, desempeña varias funciones vitales, la principal, es que protege el vino de la oxidación, a la vez que permanece en permanente interacción con el vino (metaboliza el alcohol y otros elementos a la vez que aporta aromas y sabores característicos). La flor precisa de condiciones muy específicas para poder desarrollarse en óptimas condiciones, temperatura, humedad y un determinado contenido alcohólico (entre 15 y 17º), y, como organismo vivo que es, se reproduce constantemente, siendo la primavera y el otoño las epocas en las que resurge con más insistencia.